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CAPÍTULO V: La mujer espiritual

Este título es en cierto modo inapropiado, ya que como seres espirituales, la mujer y el hombre, son iguales. Quizás esta sección debería llamarse «El ser humano espiritual», porque la experiencia espiritual de la mujer no es diferente a la del hombre. Al-lâh dice en el Corán:

«A quien haya obrado con rectitud sea varón o hembra, siendo creyente, le haremos vivir una buena vida y le daremos la recompensa que le corresponda por lo mejor que haya hecho». (16:97)

«Los creyentes y las creyentes son amigos unos de otros, ordenan lo reconocido como bueno y prohíben lo reprobable, establecen el salat, entregan el zakat y obedecen a Al-lâh y a Su mensajero. A ésos Al-lâh les hará entrar en Su misericordia; es cierto que Al-lâh es Poderoso, Sabio». (9:71)

«El día en que veas a los creyentes y a las creyentes, y su luz mostrándose por delante de ellos y a su derecha: Hoy vuestras buenas nuevas son jardines por cuyo suelo corren los ríos en los que serán inmortales. Ese es el inmenso triunfo». (57:12)

Según está escrito en el Tabaqat de lbn Sa'd, la mujer del Profeta, Umm Salama, hizo la siguiente observación al Profeta, «Mensajero de Al-lâh, no se menciona a las mujeres». Como consecuencia, Al-lâh reveló esta ayat :

«Es verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a las humildes, a los que dan con franqueza y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a Al-lâh y a las que recuerdan; Al-lâh les ha preparado un perdón y una enorme recompensa». (33:35)

Lo espiritual es lo que sustenta y da sentido a cualquier otra actividad humana. De modo que si queremos entender a fondo el tema que estamos estudiando y si vamos a llevar a cabo una acción beneficiosa y eficaz a la vez, tenemos que empezar por la dimensión espiritual. Sin una clara conciencia del Creador, sin un entendimiento de la naturaleza ilusoria de este mundo, tanto el individuo como la sociedad marcharán desequilibradamente. Por que la gente tomará por realidad lo que es irreal, dará permanencia a o efímero y autoridad a aquello que en realidad no la tiene. De este modo el ser humano no será consciente de su misión verdadera en la existencia.

Pasaremos, pues, a explorar el tasawwuf, la ciencia que trata la dimensión espiritual en Islam. No podemos prescindir de la dimensión espiritual, tantas veces rechazada en nuestra época. Al-lâh ordena, en primer lugar, que el ser humano ADORE a Al-lâh y RECUERDE a Al-lâh y la Shari'a es una consecuencia de esta orden inicial: la Shari'a muestra como adorar, cómo establecer un nexo equilibrado entre la sociedad y el entorno, cómo entender el Mensaje adecuadamente y cómo llevarlo a cabo. De manera que todas nuestras acciones provienen de la orden inicial de adoración y recuerdo. Al-lâh dice:

«Yo no he creado a los genios y a los hombres sino que para que Me adoren». (51:56)

y

«Dí: Es cierto que Al-lâh extravia a quien quiere y guía hacia Él a quien a Él se vuelve. os que creen y tranquilizan sus corazones por medio del recuerdo de Al-lâh. ¿Pues no es acaso con el recuerdo de Al-lâh con lo que se tranquilizan los corazones?» (13:27-28)

Al-lâh previene a aquellos que descuidan el recuerdo de Él:

«Y al que está ciego para el recuerdo del Misericordioso le asignamos un demonio que se convierte en su compañero inseparable.


Y éstos le apartan del camino mientras ellos se creen guiados». (43:36-37).

Tanto la adoración como el dikr o recuerdo son órdenes directas de Al-lâh. Una adoración externa e interna. La externa implica obligaciones como la oración, el ayuno y el hajj, y prohíbe el robo, el asesinato y el adulterio. La interna son las acciones que provienen del corazón, que también contienen obligaciones y prohibiciones. Éstas, a su vez, están divididas en dos categorías basadas en el conocido hadiz recogido por la colección Sahih de Muslim:

«Un día que estábamos sentados con el Mensajero de Al-lâh, que Al-lâh lo bendiga y le dé paz, apareció ante nosotros un hombre con ropa sumamente blanca y de pelo muy negro. No parecía que estuviera viajando y ninguno de nosotros lo conocía. Se acercó y se sentó junto al Profeta. Apoyó sus rodillas en las del Profeta y puso las palmas de sus manos sobre sus piernas, luego dijo, "Oh Muhammad, háblame de Islam." El Mensajero de Al-lâh, que Al-lâh lo bendiga y le dé paz, le respondió, Islam es dar fe que no hay más dios que Al-lâh y que Muhammad es el Mensajero de Al-lâh, es hacer la oración, pagar el zakat, ayunar en Ramadán y peregrinar a la Casa si te es posible." "Has dicho la verdad", dijo el hombre. Estábamos asombrados de cómo le había preguntado y de que le dijera que había dicho la verdad.

"Entonces háblame de la creencia" añadió. Y dijo el Profeta, "La creencia es creer en Al-lâh, en Sus ángeles, en Sus libros, en Sus Mensajeros y en el último Día, y creer en el Decreto tanto en el bueno como en el malo." El hombre volvió a decir, "Has dicho la verdad. Entonces háblame de Ihsan.". "Es adorar a Al-lâh como si lo estuvieras viendo. Aunque tú no lo veas, Él te está viendo" ».

Al terminar esta conversación el Profeta les informó de que era Yibril (Gabriel) que había venido a enseñarles la religión (din).

Por lo tanto, tenemos Imán la creencia en Al-lâh y Sus ángeles, los Libros, los Mensajeros, el último Día y el Decreto, que proporciona un trazado preciso y verdadero de un universo multi-dimensional que incluye tanto el mundo espiritual como el físico.

Ihsan, después, consiste en purificar el interior para llegar a conocerse uno a sí mismo, su posición en el cosmos y cómo purificar esta posición. Algunos mandatos exigen ciertas cualidades interiores, como la sinceridad (ijlas), la verdad (sidq) y la confianza en Al-lâh (tawakkul); otros en cambio prohíben defectos como la hipocresía, el orgullo, la envidia, el rencor, el alardear para impresionar a la gente. Estos aspectos integran la disciplina interior, tan necesarios para ella como son las acciones físicas para la externa. Al-lâh nos ha ordenado que cuidemos tanto lo interior como lo exterior.

De hecho, lo interno es más importante que lo externo, ya que el primero teje la base para el segundo. Las acciones nacen de las intenciones, las cuales a su vez se forman con la conciencia y el conocimiento. Por eso, el Profeta señaló a su Compañeros la importancia de adiestrar el corazón. Dijo así, «Hay un trozo de carne en el cuerpo. Cuando está en orden todo el cuerpo está en orden, cuando está corrupto, entonces todo el cuerpo está corrupto. Ese pedazo de carne es el corazón». (Al-Bujari y Muslim). También dijo, «Al-lâh no se fija en vuestros cuerpos, ni en vuestro aspecto, sólo mira vuestros corazones ». (Muslim).

«El Día en, que ni la riqueza, ni los hijos servirán de nada. Sólo quien venga a Al-lâh con un corazón limpio » dijo Al-lâh (26:88-89).

La importancia del corazón es lo primordial. La atención y preocupación del estado del corazón es una obligación individual (fard 'ayn). Es una responsabilidad que todos y cada uno de nosotros debe asumir.

«Lo que de verdad ha prohibido mi Señor son las indecencias, tanto las externas como las que se ocultan». (7:33).

Existen muchos hadices que hablan de las indecencias interiores, como son la envidia, el rencor, la hipocresía, etc.

¿Cuál es la manera de educar el corazón y purificarlo de estos sentimientos nefastos? Islam tiene una técnica para llevar a cabo esta purificación, llamada tasawwuf.

Al llegar aquí va a haber gente que al escuchar la palabra sufismo o tassawwuf' tenga una reacción refleja y lo critique directamente. Se debe a que últimamente el tasawwuf se ha visto atacado por aquellos que se denominan a sí mismos «tradicionalistas » o «salafis» (término prestado del pasado por Muhammad 'Abduh), pero que en realidad son modernistas. Por eso es necesario establecer el lugar y la validez que tiene el sufismo dentro del Islam. Las primeras tres generaciones de musulmanes de la Umma, los verdaderos Salaf, estarían perplejos ante esta necesidad, pero, a pesar de ello, reafirmamos que el sufismo es y siempre ha sido una parte integrante del Islam.

En el ámbito de esta discusión, se cita a menudo a lbn Tamiyya, porque los salafis wahhabíes en su afán por condenar el sufismo, se han servido de su persona. Él era sufi y miembro de la tariqa qadiria.

El sufismo tiene su precedente en el zuhd islámico (desprendimiento o vivir sin lo innecesario) y en la escrupulosidad (war'); con el tiempo estos dos aspectos se han desarrollado en lo que se llama sufismo. Se dice, a menudo, que en los comienzos del Islam, el sufismo era una realidad sin nombre, mientras que en lo últimos tiempos se ha convertido en un nombre sin realidad. La predilección por el zuhd se basaba en el mandato del Profeta. Sahl lbn Sa'id relató el siguiente hecho:

«Un hombre se acercó al mensajero de Al-lâh, que Al-lâh lo bendiga y le dé paz), y le dijo: "Mensajero de Al-lâh, muéstrame una acción que al llevarla a cabo haga que Al-lâh y la gente me quiera". "Prescinde de lo innecesario en este mundo y Al-lâh te querrá. Prescinde de lo que la gente tenga y la gente te querrá", dijo el Profeta». (Ibn Majah)

También dijo:

«Este mundo es desventurado y lo que contiene es abominable, salvo el recuerdo de Al-lâh y lo que le agrada, un estudioso o su alumno» (At-Tirmidhi y Ibn Majah)

Varios hadices y aleyas subrayan la importancia de no aferrarse a este mundo. Se podrían citar muchos volúmenes donde están recogidos. Esto es sufismo: seguir el camino que el Profeta, Al-lâh lo bendiga y le dé paz, indica seguir. La definición que proporciona lbn Taymiyya de tasawwuf en su libro Majmu'a Fatawa es la siguiente:

«Se ha discutido ampliamente sobre el uso de la palabra tasawwuf. No sólo los imames y los sheyjs hablaron sobre tasawwuf, también lo hicieron Ahmad ibn Hanbal, Abu Sulayman, ad-Darani, as-Saqati, al-Juanyd, al- Baghdadi, al-Hasan, al-Basri, Ma 'ruf al-Karkhi, 'Abdu'l-Qadir al-Yilani, al-Bistami y muchos otros. Los que practicaban esta ciencia recibieron el nombre de sufíes».

«Los "sufiyya" y el "tasawwuf" han recibido muchas críticas. Los han acusado de ser innovadores, de alejarse de la sunna, pero en realidad se afanan por obedecer a Al-lâh, igual que otra gente de Al-lâh se ha esforzado por obedecer a Al-lâh. Encontraréis entre ellos a los "más adelantados en cercanía" con Al-lâh en virtud de sus esfuerzos. Otros forman parte de los Compañeros de la Derecha (Sura Waqi'a) aunque sean más lentos en su progreso. Ambos pueden ejercer ijtihad, y cuando lo hacen, pueden ser correctos o no. Puede que alguna persona de cualquiera de los dos grupos cometa una falta y se arrepienta. Este es el origen del tasawwuf, a partir del cual se ha extendido».

Si se quiere negar el sufismo y lo que sea remotamente «sufi», entonces habría que descartar las cuatro escuelas y un 75% del conocimiento que hemos recibido de generaciones de estudiosos anteriores, ya que la gente que nos lo ha trasmitido eran sufies o habían recibido su saber de otros sufies. Un rechazo semejante es la consecuencia lógica de la dirección que siguen muchos modernistas. Afirman, por ejemplo, que actualmente, en la época moderna, no es necesario seguir un madhhab y de esta manera crean un quinto madhhab, inexistente en tiempo de los Salaf originales.

Mencionaré brevemente a algunos de los expertos más destacados del Islam, para ilustrar como el sufismo está enraizado profundamente en la tierra musulmana.

Imam Abu Hanifa (d.150/767)

Ibn 'Abidin relata en ad-Durr al-Mukhtar que lbn Abu Hanifa declaró: «Si no hubiera sido por dos años de mi vida, habría fallecido» Ibim Abidin comenta: «Durante dos años acompañó a Ja'far as-Sadiq y adquirió el conocimiento espiritual que lo convirtió en un gnóstico del camino... Abu 'Ali Daqqaq recibió el camino de Abu al-Qasim al-Nasirabadi, éste de ash-Shibili, éste de Sari al-Saqati, éste de al-Ma 'ruf al-Karji, éste de Dawud at-Ta'i, y éste recibió su conocimiento interior y exterior del Imam Abu Hanifa».

Imam Malik (d.179/95)

A través de la siguiente declaración, vemos como Imam Malik impone específicamente a los estudiosos el deber de conocer el tasawwuf: «Aquel que practica el tasawwuf sin aprender el fiqh corrompe su fe, mientras que aquel que aprende el fiqh sin practicar el tasawwuf se corrompe a sí mismo. Aquel que combina los dos toma el camino verdadero». ('Ali al-Adawi, vol. 2, p 195.)

Imam ash-Shafi'i (d.204/820)


«Hay tres cosas en este mundo que me son queridas: el rechazo de la afectación, tratar a la gente con amabilidad y seguir el camino de la gente del tasawwuf», dijo Imam ash-Shafi. (Al- 'Ajluni, Kashf al-khafa, 1:341)

Imam Ahmad ibn Hanbal (d.241/855)


Dijo a su hijo Abdul-lâh: «Hijo, debes sentarte con la gente del tasawwuf, porque te proporcionarán conocimiento constante, vigilancia, temor de Al-lâh, desprendimiento y gran resolución». (Tanwir al-Qulub, p.405)

En Ghidha' al-Albab Muliartimad ibn Ahmad as-Saffarini al-Hanbali (d.1188) relata que Imam Ahmad dijo lo siguiente sobre los sufíes: «No conozco a mejor gente que ellos». Y alguien le dijo: «Pero si escuchan música y alcanzan estados de éxtasis». Y dijo él: «Dejadles disfrutar una hora con Al-lâh» (as-Saffarini, Ghidha' al-Albab, 120)

Asimismo se destacaron los siguientes eruditos vinculados al sufismo:

Jalal ad-Din as-Suyuti (d.911/1505)

As-Suyuti dijo en su libro sobre tasawwuf, "Ta'yd al-Haqiqa: «El tasawwuf en sí es un conocimiento muy respetable. Explica cómo seguir la Sunna del Profeta y dejar a un lado la innovación, cómo purificar el ser... y someterse a Al-lâh verdaderamente... »

«He examinado los aspectos por los que los imames de la Shari 'a han criticado a los sufíes, y aún no he visto a un sólo sufi auténtico que sostenga esas posturas. Más bien son actitudes que mantienen los innovadores y extremistas que se hacen llamar sufies, cuando en realidad no lo son... » dijo As-Suyuti en su libro sobre el tasawwuf titulado Ta'yid al-Haqiqa.

Imam an-Nawawi (d.676/1277)

Imam Nawawi fue un gran experto, maestro del Hadiz y un jurista meticuloso y exacto de la escuela safi'í. Sus libros están reconocidos por su autoridad en la metodología de la ley, en el comentario del Corán y por el empleo del Hadiz. An-nawawi era sufí y escribió varios libros sobre el tasawwuf.

lbn Taymiyya (d.728-1328)

La inclinación de lbn Taymiyya hacia el sufismo y su respeto por el Shaykh 'Abdu-l-Qadir al-Yilani se puede ver en la página cien de su comentario sobre Futuh al-Ghayb. El hecho de haber escrito un comentario sobre dicho texto sufi demuestra que consideraba el tasawwuf esencial en la vida de la comunidad islámica.

También se le conoce por su condena a Ibn al-'Arabî. Sin embargo no condenó a la persona de Ibn al-'Arabî sino uno de sus libros, Fusus al-Hikam, cuyos matices no entendía. En cambio, apreciaba enormemente su obra principal, Futuhat al-Makkiyya, tal y como declaró en una carta a al-Munayji (d.709/1309).

Podríamos seguir mencionando a estudiosos sufies: lbn 'Abdin, lbn Hajar al-Haytami, 'Abdu'l-Ghani an-Nabulisi, as-SubkI, al-Hakim at-Tirmidhi, at-Tabarani, al-Ghazali, al-Baybaqi, al-Baydawl, Ibn Jaldun, lbn Qayyim al-Jawziyya, ash-Shatibi, etc.

Con esto no pretendo aprobar prácticas y manifestaciones surgidas entre algunos que se hacen llamar sufies. Hablo del sufismo encuadrado en el contexto del Libro y de la Sunna. Los sufies han sufrido una condena general por parte de los modernistas, que vienen a decir que nadie ha entendido el din correctamente desde los tiempos del Profeta y la primera comunidad, excepto ellos mismos. Lo que implica, que todos han estado equivocados menos ellos. As alHasan al-Basri (d.110/728) dijo:

«Han aparecido dos innovaciones en Islam: un hombre de mal juicio que sostiene que el Jardín será una recompensa para aquellos que le miren a los ojos directamente; y un hombre que ama el lujo y la extravagancia y adora este mundo... Rechazadlos a los dos porque están predestinados al Fuego».

Esta actitud es contraria a las instrucciones que dio el Profeta, que Al-lâh lo bendiga y le dé paz; él nos ordenó que siguiéramos a la Comunidad, la Jama 'a. También dijo: «Uniros al consenso de los musulmanes». ¿Y qué mejor consenso que el de estos sabios del pasado? Esa es, sin duda alguna, la posición sufi. Ash-Shatibi (d.790/1388) el famoso faqih maliquí, que trataba usul al-fiqh dijo:

«Su portavoz, maestro del camino y pilar del grupo, Abu1 Qasim al-Qushayri, declaró que habían tomado el nombre de tasawwuf para apartarse de la gente de la innovación. También mencionó que los musulmanes más respetados después del Profeta no se dieron otro nombre que el de Compañeros, ya que no hay mérito mayor que el de ser un Compañero. Así que a los que les siguieron, les llamaron Seguidores. Más tarde la gente varió y aparecieron grados diferenciados entre ellos. La élite de los que eran firmes en la creencia, pasó a llamarse zuhhad y "adoradores". Después se manifestaron innovaciones varias, y la élite de los que observaban sus obligaciones con Al-lâh y evitaban el descuido de sus corazones, Ahl as-Sunna, se hizo única bajo el nombre de tasawwuf.» (Ash-Shatibi, al-I'tisam)

Por lo tanto, ¿qué es sufismo? ¿Por qué se considera tan esencial entre estos sabios? Según dijo lbn Taymiyya, implica la purificación del ser y la búsqueda para adquirir lo que el Profeta llamó ihsan, que es parte de ijlas, la sinceridad en la adoración de Al-lâh. La sinceridad está en el corazón del din. Ijlas significa llevar a cabo las acciones únicamente por Al-lâh y no por afán de obtener alguna recompensa o la buena opinión de los demás. Al-lâh ordena que vivamos el din sinceramente, como se puede ver en el Corán:

«Así pues invocad a Al-lâh ofreciéndole, sinceros, sólo a Él la adoración, aunque les repugne a los incrédulos». (40:14)

lbn 'Ata'l-lâh dice en el Hikam: «Las acciones son puramente formas de apoyo. Su aliento vital es la presencia del secreto de la sinceridad en ellas».

Ibn 'Ajiba comenta lo siguiente sobre este párrafo: «Todas las acciones son formas y figuras. Su aliento vital es la sinceridad de la acción. Como puras formas no pueden existir sin el aliento vital, porque están inertes y morirían. De la misma manera los actos del cuerpo y del corazón sólo existen porque hay algo dentro de ellos. Si no serán simplemente formas vacías sin valor». (Iqaz al-Himam, 1:25)

Por tanto el corazón ha de estar en sintonía con los actos y ello precisa purificación. La ciencia que enseña la purificación del corazón, de manera que incrementa la consciencia ante la presencia de Dios, es el tasawwuf. Querer rechazar la base de esta ciencia es el deseo de separar el espíritu del Islam de su cuerpo y de ignorar lhsan, el tercer pilar mencionado en el hadiz de Yibril. De este modo significa, de hecho, el abandono del Islam, tal y como lo practicaron los Salaf, a cambio de una nueva versión que sea aceptable por aquellos que rechazan a Al-lâh y a Su Mensajero, que Al-lâh lo bendiga y le dé Paz.

Si hay objeciones a términos utilizados por los sufies como: Shari'a, tariqa, haqiqa o fana' o baqa', diremos que son únicamente términos técnicos desarrollados por los especialistas en esta ciencia, de la misma manera que los estudiosos, del Hadiz o de otras ciencias, han desarrollado un cuerpo de lenguaje técnico para describir y explicar estas ciencias. No conozco a nadie que defienda el desechar términos como sahih, hasan, gharib, asbab an-nuzul, porque no se usaban en tiempos del Profeta, la paz sea con él. Sería un sin sentido.

Además también se critican ciertos métodos de dhikr, «porque no se hacían en la época del Profeta, ni en la de sus Compañeros». Las necesidades nuevas que han aparecido entre los seres humanos han desarrollado nuevas técnicas para responder a ellas. Tampoco existían pistolas en tiempos del Profeta, ni aeroplanos, coches, trenes, electricidad, ni cirugía con rayos láser o televisión.

Aunque no es este el lugar para una exposición detallada de la ciencia del tassawwuf, voy a extender algo más mi comentario, simplemente para procurar que no haya malentendidos.

Según Ahmad az Zarruq, el gran estudioso maliquí, faquih y sufí:

«Los aspectos del sufismo, definidos, delimitados y explicados, ascienden a un número de alrededor de doscientos. Todos ellos equivalen y son facetas de la sinceridad al volverse hacia Al-lâh Todopoderoso; Al-lâh sabe».

Continúa diciendo,

«No existe el tasawwuf si no se produce un entendimiento del fiqh, puesto que los juicios externos de Al-lâh sólo pueden ser conocidos a través del fiqh. No existe el fiqh sin el tasawwuf, puesto que los actos sólo son válidos si son sinceros» (Qawa'id at-Tasawwuf)

Ash-Shar'ani dijo:

«El camino de los sufíes se basa en el Libro y en la Sunna, y se basa en la conducta de los profetas y en la de los que actúan correctamente. No se les critica a menos que difieran en algo que está claro en el Corán, la Sunna o el consenso. Si no difieren, lo más que se puede decir sobre sus actos es que responden a una comprensión dada a una persona musulmana. Cualquiera que lo desee puede practicarlo o cualquiera lo puede abandonar. No hay porque condenarlo excepto si se tiene una mala opinión de la gente o si se les acusa de arrogancia ». (at- Tasawwuf al-Islami)

Hayy Jalifa dice en Hashf adh-Dhunum:

«La ciencia del tasawwuf puede ser llamada también la ciencia de la Realidad. Es la ciencia del Camino (Tariqa), que es la purificación de uno mismo de las cualidades inferiores y la purificación del corazón de los deseos bajos. La ciencia de la Sharî'a sin la Realidad está vacía y la ciencia de la Realidad sin la Sharî'a está vacía».

Ash-Sharani dice: «La ciencia del tasawwuf señala un conocimiento que enciende los corazones de los awliya cuando iluminan el Libro y la Sunna con sus acciones».

Sahl at-Tustari dice:

«Nuestros fundamentos son siete: agarrarse al Libro de Al-lâh el Todopoderoso, seguir la Sunna de Su Mensajero, comer lo halal, abstenerse de hacer daño, evitar las faltas, arrepentirse y satisfacer los derechos de los demás».

Otro aspecto del sufismo que vamos a mencionar es su relación estrecha con el Yihad y el da'wa. Históricamente son los sufíes los que a menudo han emprendido el yihad frente a los no creyentes. No resulta sorprendente la participación tan amplia de los sufíes en el yihad, dado que el propósito del tasawwuf es la sinceridad en la dedicación a Al-lâh y la sinceridad se dirige a la dedicación sin reservas a la causa de Al-lâh. Los sufíes jugaron un papel decisivo extendiendo y defendiendo el din, porque su objetivo es hacer realidad ihsan tal como lo describió el Profeta, que Al-lâh lo bendiga y le dé paz: «Adorar a Al-lâh como si Lo estuvieras viendo. Si tú no Lo ves, Él te ve». Ellos hacen verdaderas las palabras de Al-lâh el Todopoderoso:

«Di: Si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas, vuestro clan familiar, los bienes que habéis obtenido, el negocio cuya falta de beneficio teméis, las viviendas que os satisfacen, os son más queridos que Al-lâh, Su mensajero y la lucha en Su camino. Esperad a que llegue Su orden... Al-lâh no guía a los que se apartan» (9:24)

Nada es más querido para ellos que Al-lâh y Su Mensajero y hacer el yihad en el camino de Al-lâh. Durante la historia reciente, fijémonos por un momento en los yihad-s importantes realizados contra los incrédulos y los colonialistas; veremos, en general a los sufíes llevándolos a cabo. No así a los modernistas, quienes, apoyados por el colonialismo y por los banqueros, frecuentemente luchaban contra otros musulmanes. Muchos ejemplos confirman esto que decimos. Veamos algunas muestras:

· Bosnia: El gran despertar del sufismo en Bosnia ocurre tanto antes como durante la última guerra. A finales de los años 70 y a lo largo de los 80 los sufíes disfrutaron de un pequeño renacimiento, que ha crecido después como resultado de la contienda armada. Numerosos sheijs de las tariqas Naqshabandiyya y Qadiria de Europa oriental han intervenido activamente revitalizando el espíritu del Islam y del yihad durante esta época.

· Daghestan: El sheij Shamil de la tariqa Naqshbandiyya luchó contra los zaristas rusos en el Cáucaso durante 35 años. Nunca fue derrotado.

· Chechenia: El sufismo es central para los chechenos, y en realidad también lo es para los habitantes del norte del Cáucaso, de las estepas turcomanas y del valle Ferghana en Asia central. Allá donde los rusos hayan encontrado una resistencia popular y masiva, han sido las tariqas sufíes quienes han organizado y dirigido la lucha. En los años 60 los rusos descubrieron que las tariqas sufíes no habían desaparecido, a pesar de sus intentos por suprimirlas; habían pasado a la clandestinidad y estaban resurgiendo. Fueron también los Qadiria quienes convirtieron al Islam a los habitantes de Ingushetia en 1870, un lugar que hasta aquel momento no había sido influido por el Islam. «Entre 1877 y la revolución de 1917 casi toda la población adulta de Chechenia-Ingushetia pertenecía a la tariqa Naqshabandiyya», dice una de las fuentes consultadas. Algo semejante ocurría en Daghestan.

· Nigeria. En Nigeria se produjo desde 1804 hasta 1808 el importante yihad dirigido por Uthman dan Fodio en contra de los paganos y el establecimiento del califato de Sokoko. Uthman dan Fodio fue un sheij de la tariqa Qadiría, autor de numerosos libros sobre sufismo.

· Argelia. Abdul-Qadir al Jaza'iri de la tariqa Qadiría dirigió el yihad contra los franceses desde 1832 hasta 1847.

· China. Ma Hualong llevó a la orden Naqshabandiyya y a otros musulmanes Hui a una rebelión abierta contra el gobierno chino entre 1862 y 1876. Hualong fue ejecutado por los chinos en 1871. El sufismo se hizo más secreto y disperso después de este enfrentamiento. Actualmente 125.000 Hui siguen a la tariqa Naqshabandiyya en el noroeste de China. Sería conveniente descubrir el grado de participación de los sufíes en la corriente rebelde Uighur de la región de Xinjiang.

· Libia: La tariqa Sanusi, a la que pertenecía Umar al-Mujtar, lideró la lucha contra los italianos. Fueron prohibidos en 1980 por Gadhafi, pero todavía juegan un papel importante en la oposición contra él. También son significativos los esfuerzos del fundador de los Sanusiyya, Muhammad 'Ali as-Sanusi para consolidar al Islam como la religión del desierto libio desde 1807 hasta 1859.

· Mauritania: Ma'al- 'Aynayn al-Qalqami, el sheij sufí de la tariqa Qadiria luchó contra las incursiones de los franceses en el norte de Mauritania y en el sur de Marruecos desde 1905 hasta 1909. También hubo otros sufíes mauritanos comprometidos en la lucha.

· Senegal: Al-Hajj 'Umaar Tal, un sheij Tiyani, lideró el yihad contra los franceses y los paganos en Guinea, Senegal, y Mali, desde 1852 hasta 1864.

· Somalia: Muhammad 'Abdul-lâh as-Somali, un sheij de la tariqa Shadhilía, dirigió la resistencia contra los británicos y los italianos en su país desde 1899 hasta 1920. Fue unos de los movimientos de resistencia de mayor duración y de más éxito en África, durante los siglo XIX y XX, en buena medida gracias a la cohesión proporcionada por la tariqa.

· Sudán: Es conocido el movimiento de Muhammad Ahmad ibn 'Abdul-lâh al-Mahdi en contra de los británicos durante los últimos años del siglo XIX.

· Egipto: Al-Hajj Muhammad al-Ahrash de la tariqa Darqawia luchó contra los franceses en Egipto en 1799.

El sufismo jugó también un papel importante en la propagación del Islam a través del Subcontinente indio, Indonesia, Malasia y el África subsahariana. A finales del siglo el sheij Uways al-Barawi ayudó a la extensión del Islam desde la costa oriental africana hacia el interior y la parte occidental. Bajo los otomanos, los Naqsabandiyya y los Qadiríes establecieron el din en los Balcanes. Los sufíes, además, tomaron parte en la difusión del Islam en el archipiélago malayo.

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Volviendo al tema que estamos tratando, la mujer espiritual, hay que señalar que el sufismo no se limita a los hombres, sino que está abierto a las mujeres de la misma manera.

La primera figura femenina de importancia dentro del tasawwuf fue Rabi'a al-Adawiyya (95-185/ 713/801). Lo que movía a Rabi'a no era el miedo al infierno, ni el deseo por obtener el paraíso sino únicamente el amor. «Al-lâh es Al-lâh », dijo, «por esto yo amo a Al-lâh... no por la búsqueda de ningún regalo, sino por Él mismo». Al-Hasan al-Basri, su contemporáneo refiere:

«Estuve toda una noche y todo un día hablando con Rabi'a sobre el Camino y la Verdad, y nunca se me pasó por la cabeza la idea de que yo era un hombre, ni a ella se le ocurrió que era una mujer; al final cuando la miré, me sentí conmovido espiritualmente y vi a Rabi'a verdaderamente sincera».

Existen relatos, tan hermosos como el siguiente, sobre ella y sobre al-Hasan al-Basri. En una ocasión al-Hasan llegó, arrojó su alfombra sobre el agua, se sentó encima y llamó a Rabi'a para conversar con ella. Rabi'a lanzó la suya al aire, voló hacia ella, se sentó arriba y le dijo, «Hasan, sube aquí donde la gente nos pueda ver mejor» Hasan permaneció en silencio y entonces Rabi'a le dijo. «Hasan, lo que tú has hecho lo puede hacer un pez... y lo que yo he hecho lo puede hacer una mosca. El trabajo real está más allá de ambos».

En otra ocasión ella preguntó al sufí, Rabah al-Qaysi, «¿Los días y las noches son largos para ti?», «¿Por qué deberían serlo?» le respondió él. Ella le contestó: «Por tu anhelo por contemplar a Al-lâh». Al oírle Rabah al-Qaysi permaneció en silencio y Rabi'a dijo: «La respuesta para mí es, "sí"».

Un día de primavera cuando Rabi'a estaba en su habitación una sirviente le llamó: «Ven fuera y mira lo que el Creador ha hecho». Rabi'a le replicó: «Prefiero que entres tú y contemples al Creador. La contemplación del Creador es lo que me ocupa y no me importa no contemplar lo que Él ha creado».

A través de los siglos las mujeres han participado constantemente dentro del tasawwuf a menudo menos visibles y más silenciosas que los hombres, pero no menos activas. Muchos de los sheijs conocidos tuvieron maestras, estudiantes y amigas que ejercieron gran influencia sobre ellos.

Ibn al-Arabi (560-638/ 1165-1240) habló de las temporadas pasadas con dos señoras mayores sufíes que ejercieron profunda influencia en él: Shams de Marchena y Fátima de Córdoba. Al-Bistami (d.260/874) tuvo gran consideración hacia Fátima de Nishapur (m. 22.3/838), de quien decía:

«No existía estación en el Camino de la que le hablara que no hubiera cruzado ya». Una vez alguien preguntó al gran maestro sufí egipcio Dhul'n-Nun al-Misri, «¿Quién crees que es el más alto entre los sufíes?». Él le contestó, «Una mujer llamada Fátima de Nishapur, que está en Meka, cuyas palabras muestran una comprensión profunda de los significados internos del Corán». Dijo además. «Es una de las queridas por Al-lâh y mi maestra». Abu Hafs al-Haddad (m. 264/878) discípulo de otra mujer antes de conocer a Fátima de Nishapur, dijo, «He visto que el Todopoderoso concede conocimiento y gnosis a quien le parece».

El Tabaqat al-Kudra de ash-Sharani tiene una sección dedicada a la mujer, en la que menciona algunas sufíes que conoció. En ella cita a: Mu'adha al-'Adawiya, que recibió la transmisión a través de Aisha; hacía 600 rakats al día y después de la muerte de su marido nunca se acostó en la cama; Rabi'a al-Adawiya que acabamos de mencionar hace poco; Majida al-Qurashiyya que buscaba firmemente estar consciente de la realidad de la muerte para no caer en el olvido; Misha bint Jafar as-Sadiq que estaba dominada por la esperanza en la gracia de Al-lâh; la mujer de Rabah al-Qaysi, que acostumbraba a rezar toda la noche y despertaba a su marido para la oración del amanecer; Fatima an-Nisaburi, que también hemos mencionado; Rabi'a bint Isma'il que dijo:

«No oigo el adhan sin recordar la llamada del día de la resurrección. No veo la nieve sin recordar las páginas de los libros [donde se escriben las acciones de la gente]. No siento el calor sin que recuerde la reunión del último Día».

Nombra además a Umm Harum, que comía sólo pan, rezaba toda la noche y despertaba a su marido antes del amanecer diciéndole:

«Despiértate, hombre. La noche se ha ido y llega el día. La estrella de la asamblea más elevada se ha desvanecido, las caravanas de los rectos han partido y tú has llegado demasiado tarde para alcanzarlos».

Incluye también a Amatu'I-Jalil a la que acudieron los sufíes de su tiempo para dilucidar en una polémica sobre la definición de wilaya. Les dijo,

«Si alguien os dice que el wali de Al-lâh tiene otra preocupación excepto Al-lâh, el Todopoderoso, llamadle mentiroso».

También está 'Abida bint Abl Kilab. Una vez oyó decir a alguien,

«El temeroso de Al-lâh no alcanza verdadero temor de Al-lâh hasta que no anhele otra cosa más que estar en la presencia de Al-lâh»,

y se desmayó. También Hafira a'Abida, a quien sus contemporáneos le pedían que suplicase por ellos.

Asimismo está la persa Sha'wana que lloraba constantemente. Hombres y mujeres se reunían en torno a ella para oírle. Dijo:

«El que llora lo hace por lo que conoce de sí mismo, por lo que ha hecho y por el viaje que está realizando».

Alguien observó lo siguiente:

«Desde que mis ojos se fijaron en Sha'wana, nunca más he sentido inclinación hacia las cosas mundanas y nunca he subestimado a ningún musulmán».

Y Amina ar-Ramliyya. Bishr ibn al-Hariz (m. 226/841), un sufí bien conocido, a visitarla. Bishr enfermó y ella le fue a ver. Cuando estaba allí, Ahmad ibn Hambal llegó también para visitarle y pregunto a Bishr ¿Quién es esta señora?" Es Amina ar-Ramliyya. Ha oído que estaba enfermo y ha venido a verme". Ahmad ibn Hambal pidió a Bishr que le dijera a Amina ar-Ramliyya que suplicase mucho por él.

Hay más, muchos más ejemplos a lo largo del mundo islámico, como el caso de Fátima o Jahan-Ara, la hija preferida de Shah Jahan, emperador mogol de la India (1592-1666). Fátima escribió un libro sobre el tassawwuf llamado Risala-i Sahibiya.

Aisha de Damasco, una de las místicas sobresalientes del siglo quince. Es célebre su comentario sobre el libro de al-Ansari "Las estaciones del Camino" (Manazil as-Sa'irin) titulado Indicios velados. Escribió también un diwan o colección de poemas. Ha habido y hay, muchas otras sufíes, particularmente en Marruecos y en Mauritania.

Si avanzamos hacia ocasiones del mundo moderno que muestran a las mujeres comprometidas con el sufismo y el yihad nos detendremos en Argelia. Entre los Ait Isma'iI de los montes Jurjura de la Cabila hubo varios ejemplos de liderazgo femenino dentro de las zawiyas sufíes, particularmente dentro de la tariqa Rahmaniyya.

Cuando el sheij de la zawiya principal murió en 1836-37, su viuda, Lalla Jadiya, se hizo con el liderazgo. Una década después su hija mayor, Lalla Fátima, la esposa del nuevo shei¡ Rahmaniyya, surgió como líder, al hacer frente al asalto de los franceses a los montes Jurjura, entre los años 1856 y 1857. Lalla Fátima no sólo organizó la resistencia en contra del ejército colonizador, sino que luchó al lado de los hombres. Vemos de nuevo una prueba más de la vinculación entre sufismo y yihad.

Asimismo se destaca Lalla Zaynab bint Muhammad, un caso bien documentado por Julia Clancy-Smith. Nació en al-Hamil (Argelia), alrededor de 1850. Lugar donde tenía establecida la zawiya Rahmaniyya sidi Muhammad Abi Qasin (1823-1897). La zawiya gozaba de prosperidad en aquel tiempo; era tolerada por los franceses, dado que sidi Muhammad no intervenía en la vida política. A la muerte de sidi Muhammad, en junio de 1897, los franceses asumieron naturalmente, que la dirección la tomaría su sobrino, Muhammad bint al-Hajj Muhammad, que estaba bien dispuesto hacia ellos. Sin embargo no habían tenido en cuenta a la hija del sheij, Lalla Zaynab (1850/1904). Lalla Zainab se hizo cargo de la dirección de la zawiya, asumió las responsabilidades de la educación y del bienestar social, a pesar de la viva oposición de los agentes del "Bureau arabe" en Bou Saada quienes respaldaban a su primo.

Durante los años anteriores, el centro había proporcionado acogida a numerosas personas; a refugiados políticos procedentes de la revuelta de sidi Auaa Sheij (oeste de Argelia en 1864), así como del levantamiento 1871 en Muqrani (noroeste de Argelia). Probablemente Lalla Zaynab logró conocer el funcionamiento del sistema colonial gracias a estos refugiados. Así al hacerse cargo de la zawiya en 1897, estaba bien familiarizada con su funcionamiento. Su padre además había tenido un cuidado especial de su educación y siempre la había mantenido informada de las finanzas de la zawiya, que él había centralizado. En 1877, Cuando ella tenía 20 años, el sheij hizo el testamento para Zaynab y el resto de sus hijos. Zaynab fue la única que recibía «la misma suma que sus hermanos varones». (3)

Cuando su primo intentó tomar el mando, Zaynab cogió las llaves de todos los edificios y cofres y prohibió a los estudiantes y a los empleados de la zawiya que obedecieran sus órdenes. El primo intentó establecer una escuela paralela; pero después de todo un año sólo logró reunir a 30 estudiantes.

Resulta irónico que fuesen los oficiales franceses de la localidad, los colonialistas, quienes se opusieran con mayor virulencia a Lalla Zaynab porque era una mujer. Mientras tanto ella presentó una reclamación contra estos oficiales ante las principales autoridades colonizadoras en Argelia. Durante aquella época era gobernador general, Jules Cambon, quien intentaba suavizar la hostilidad del régimen hacia las órdenes sufíes. De esta manera Lalla Zainab frustró las medidas de la administración colonial local. He aquí otra muestra de la relación entre tassawwuf y yihad.

Hemos recogido también una anécdota que muestra la presencia del sufismo en la sociedad argelina a mediados del siglo XIX. Una señora argelina presentó una demanda ante el «Bureau Arabe» oficial en 1849. Dado que los funcionarios tardaban en contestar, los amenazó con acudir a su sheij, diciendo que era una sufí.

Para acabar unas palabras finales. El sufismo ni es un «ismo», ni una «ología». No es una ideología. Es una ciencia. Si se prefiere una etiqueta más moderna, se le podría llamar «sicología de la conducta islámica». El tasawwuf significa poner en práctica la Sharî'a con las acciones y la conducta convirtiéndola en parte de uno mismo hasta ser transformado por ello. Se trata de lograr este cambio. La ciencia del tasawwuf es el medio para obtener este fin, cuyo fruto secreto es la gnosis. Es incorporar al ser, una atención viva por el tawhid, la unidad de Dios, que se debería llamar el nivel celular. Al-lâh dice:

«Cierto que Al-lâh no cambia lo que una gente tiene hasta que ellos no hayan cambiado lo que hay en sí mismos» (13:11)

En esto consiste la metamorfosis del yo, que constituye la base para una profunda transformación de la sociedad y del activismo verdadero. De ahí la conexión entre el yihad interior y el exterior.

Si por un lado el «yo» es lo peor y lo más bajo de la existencia, al mismo tiempo es el espacio más sublime y magnífico para obtener la sabiduría. Así lo expresa el famoso dicho atribuido a Yahia ibn Ma'ad ar-Razi: «Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor». El conocimiento de las faltas del yo es un medio para lograr la purificación, y la purificación es un medio de reconocimiento y conocimiento del Creador del yo.

Se ha criticado al sufismo desde dos lugares. Por un lado desde los orientalistas, quienes sostienen que algo tan profundo y fértil como el tassawwuf no puede proceder de algo tan árido como es el Islam. En otras palabras, su ataque proviene de un menosprecio arrogante del Islam, que nace del deseo por tener una razón para justificar su rechazo a la verdad del Islam.

El otro ataque parte del modernismo, que aunque se reclama de la tradición, pertenece en realidad a una ideología alimentada por los orientalistas y el colonialismo para debilitar a los musulmanes. Es una doctrina que se apoya en la inseguridad y la ignorancia. Puesto que se basa en la inseguridad y en la falta de conocimiento, es intolerante y se cubre con argumentos retóricos y condenas que no permiten edificar nada, más bien lo contrario.

Además de la limitación para darse cuenta de que el curso que siguen debilita a los musulmanes en vez de fortalecerlos, lo que realmente falta entre los movimientos modernistas es el resurgimiento de lo interno, la vida espiritual que es el aliento vital del Islam. Para muchas personas el Islam se ha convertido en algo parecido a unas estructuras modernas de hormigón construidas cuidadosamente y adornadas con candelabros caros y alfombras. Una prisión disfrazada, sin verdadera hermandad y sin afecto por los otros musulmanes. Este escenario no ofrece un espacio que permita el crecimiento.

Afortunadamente sí lo es desde otra perspectiva. Vivir el Islam, incorporarlo a través de los musulmanes, tanto hombres como mujeres, que llevan el conocimiento que está en los libros a la existencia. Cuyas acciones se basan en sabiduría e intenciones claras. Creen en Al-lâh, temen solamente a Al-lâh, establecen no sólo los 5 pilares, sino además incorporan el vigor que proviene de la iluminación espiritual.

Es la gente que sinceramente está preocupada con la purificación del corazón, quienes, inshal-lâh, transformarán la sociedad, porque es esta metamorfosis del yo, la que produce la base para un cambio amplio y profundo de la sociedad. Si el yo se oscurece, la sociedad sufre. Si el yo se ilumina, la sociedad florece. Lo que es deseable es el poder de ambos, hombres y mujeres a través del reconocimiento de que no existe poder, ni fuerza excepto la que proviene de Al-lâh.

Se le pidió a Aby Yazid al-Bistami que describiera al sufí y dijo:

«Es aquel que coge el Libro de Al-lâh con la mano derecha y la Sunna con la mano izquierda, mira con uno de sus ojos al Jardín y con el otro al Fuego; se envuelve a sí mismo con la envoltura de este mundo y se cubre con la capa del otro mundo y entre ellos dice a su Señor: "a Tu servicio, oh Al-lâh, a Tu servicio" ».

Sidi 'Ali al-Jamal:

«Aquel que necesita la prueba y busca la luz con la vela es aquel que está en la oscuridad de la noche. Cuando el día aparece, amanece y brilla, él no necesita ni lámpara, ni vela alguna».

Y nuestra oración final es:

Las alabanzas a Al-lâh, el Señor de los mundos:
No existe poder, ni fuerza sino por Al-lâh,
el Todopoderoso, el Grande.
Sólo tengo ayuda de Al-lâh.
En Él confío y hacia Él me vuelvo para renovarme.
Las alabanzas para Al-lâh por la bendición del Islam
y esta bendición es suficiente.

Nota:

(3) Según la Sharî'a, una mujer tiene derecho a la mitad de la herencia que su hermano varón.

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